viernes, 24 de febrero de 2012

No dejaré que nadie rompa lo que tú tenías que romper.


Es una manera de decirlo. 
Ya no espero demasiado a que suceda porque tengo la certeza de que algo ha cambiado y lo ha hecho para siempre. 
Miro los caballos y me entran ganas de correr. Veo la portada de aquel libro y recuerdo la forma en que tus dedos lo sujetaban y me entran ganas de correr. Siento que una gota helada llena de frío mi espalda y mis días y mis noches y mi vida y tu garganta y me entran ganas de correr. Leo que mañana volverán a arder las calles y los bosques y los besos que nos dimos y las manos que alguna vez me acariciaron como a un perro manso y fiel y me entran ganas de correr. Pienso en tu silueta y en tu nombre y en tu ropa y en tus ojos y en tu forma de silbar nuestras canciones y me entran tremendas ganas de correr. 
Sueño con que vuelves y te quedas y me dices que "para siempre" significa que cuando alguien vea, sienta, lea o piense exactamente lo mismo que yo estoy diciendo ahora será porque yo habré corrido tan rápido, tan fiel, tan veloz y tan exacto que estaré otra vez contigo.
Y que entonces, tremendas ganas de vivir y de hacerlo a tu lado.

1 comentario:

Laura Martínez dijo...

bf, qué bonito...